Consiguen ver el pensamiento

Espectacular noticia. Por primera vez en la historia, un grupo de científicos japoneses ha logrado visualizar en una pantalla los pensamientos de una persona. Por ahora se trata de imágenes simples, pero el hecho mismo de haber conseguido interpretar un pensamiento humano y trasladarlo gráficamente a un monitor representa un descubrimiento colosal para la neurociencia. El alcance de esta noticia solo podrá ser valorado cuando realmente comprendamos las enormes posibilidades que se abren ante nuestros ojos.

Esta es, sin duda, una de las noticias más interesantes del final de año, donde un grupo de científicos pertenecientes a los Laboratorios de Neurociencia Computacional ATR de Japón, ha logrado por fin visualizar los contenidos gráficos que se encuentran dentro de la mente de una persona. Se habían conseguido resultados en una línea similar por parte de científicos de la Carnegie Mellon University de Estados Unidos, de pensamientos humanos relacionados con patrones cerebrales que se activan al pensar en objetos familiares.  Existen todo tipo de dispositivos cuyo objetivo final es utilizar la mente para fines kinésicos, desde juegos de ordenador, hasta sillas de ruedas guiadas por la mente, pasando por todo tipo de periféricos para el ordenador. Y hasta Microsoft se atrevió a afirmar que habían inventado un dispositivo para leer la mente. Pero hasta ahora, nadie antes había sido capaz de llevar hasta la pantalla la imagen mental que una persona tiene dentro de su cerebro cuando piensa conscientemente en ella. Su estudio ha sido publicado en la revista Neuron.

Este grupo de investigadores, liderado por Yukiyasu Kamitanise, mostró a dos participantes 440 imágenes en blanco y negro y con una resolución de 10 x 10 píxeles cada una, durante 12 segundos, mientras se grababan datos de los patrones cerebrales generados al ver dichas imágenes. Los investigadores midieron las sutiles diferencias en los patrones de actividad cerebral de las cortezas visuales de ambas personas con el escáner de fMRI, y luego subdividieron las imágenes y volvieron a registrar los patrones de reconocimiento de cada sujeto. Acto seguido, midieron las cortezas visuales de los participantes, mientras éstos observaban las imágenes de una palabra - neuron- y cinco figuras geométricas, como un cuadrado y una cruz. Basándose en los patrones cerebrales almacenados en los registros,  finalmente analizaron las actividades cerebrales mientras los individuos miraban dichas imágenes, y consiguieron reconstruir tanto las de las letras como las de las otras figuras en la pantalla del ordenador. Según los investigadores, “ésta sería la primera vez que ha sido posible visualizar lo que la gente ve, directamente a partir de su actividad cerebral”. Afirman también que hay aproximadamente 100 millones de imágenes que pueden leerse, añadiendo que es probable que en el futuro, se puedan visualizar también sueños e imágenes mentales de un modo similar.

¿Qué es la fMRI y por qué es tan importante para esta investigación? Nuestro cuerpo se compone de agua, que a su vez se estructura en oxígeno e hidrógeno. Este último se muestra como protones que tienen una carga y giran. Y si una carga eléctrica gira, produce un campo magnético (las dinamos de las bicis) que además puede orientarse hacia arriba, abajo, izquierda o derecha. Y el giro de estos pequeñísimos imanes tiene una velocidad específica. Pues bien, la máquina de Resonancia Magnética Funcional en realidad no es más que un enorme y potente imán que, al introducir el cuerpo, reorienta los protones en una dirección concreta. Pero como nuestro cuerpo no es homogéneo en cuanto a la cantidad de agua, la densidad del cambio producido al aplicar el imán de la máquina tampoco es idéntica, y con esos puntos distintos se puede formar un mapa tridimensional del interior del cuerpo. ¿Y cómo podemos saber la densidad de dichos cambios? La máquina aplica una onda de radiofrecuencia (como un latigazo en la espalda) y los protones aumentan la amplitud de sus giros (¡como para no hacerlo!), aunque mantienen su frecuencia. De esta manera, cada punto específico del cuerpo posee una energía particular. Luego, al dejar de aplicar la radiofrecuencia, los protones vuelven a su estado normal, emitiendo otra onda captada por un dispositivo, interpretada por un sistema informático y traducida a imagen. Así se obtiene la Resonancia Magnética; aunque aún falta lo de “funcional”, ya que la imagen solo dibuja los contornos del interior del cuerpo, pero no su funcionamiento.

La clave que ha permitido a los científicos japoneses interpretar los dibujos radica en que el cerebro cuando procesa información consume energía, es decir, aumenta el metabolismo, el flujo de sangre, el nivel de oxígeno y, por supuesto, la densidad magnética de los protones locales. Es lógico pensar que cuando nuestro cerebro ve un cuadrado, las zonas de la corteza visual se activan de forma concreta, aumentando su flujo sanguíneo y metabolismo neuronal. Pero si se observa un círculo, la cantidad de sangre, el oxígeno consumido y lo que se metaboliza varía ligeramente. Por tanto, si presentamos un patrón determinado, por ejemplo, la letra N, y observamos mediante fMRI el patrón de activación concreto, cuando se le indique al sujeto que piense en una N, volverá a activarse el mismo patrón cerebral. Y si la máquina es capaz de interpretarlo, tendremos en la pantalla el reflejo del pensamiento. Los científicos responsables indican que, por ahora, solo han logrado hacerlo con figuras en blanco y negro, aunque en el futuro podría ser posible detectar dibujos en color.

¿A que parece muy sencillo? Es cuestión de tiempo que accedan a nuestra mente y consigan visualizar casi todo lo que pensemos. Por ahora se puede hacer sólo con imágenes muy simples y concretas, porque al observar un paisaje, el patrón de activación se vuelve complejísimo, ya que se consideran muchos parámetros que pueden variar entre individuos. Lo mismo ocurre con los sentimientos: ¿Cómo se representa visualmente el amor? ¿Y la envidia? ¿El odio? ¿La curiosidad? ¿El humor? Quizás es pronto para pensar en asuntos tan complejos, pero representar emociones básicas mediante esta técnica no parece tan complicado. Se sabe que la agresividad activa zonas cerebrales específicas, al igual que el placer y la ansiedad. La técnica podría emplearse en diseñar máquinas de la verdad, ya que se ha demostrado que al mentir se activan las mismas zonas, siempre y cuando la mentira se proporcione de forma consciente, y salvo en el caso de psicópatas, que no sienten culpa ni remordimiento. Asimismo, esta técnica podría utilizarse para proyectar palabras directamente de la mente a la pantalla, evitando interfaces físicas o incluso para controlar armas. Claro, para ello se necesitaría una enorme y carísima máquina de fMRI. Pero quién sabe, quizás en el futuro se diseñen aparatos portátiles de Resonancia Magnética a precios razonables. Más difícil parecería hacerlo con reactores nucleares y, en cualquier caso, este experimento abre un campo de infinitas posibilidades que permitiría materializar proyectos de ciencia ficción... e incluso podría dar paso a nuestra peor pesadilla.

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Pinktentacle