El mes pasado se cumplieron 34 años del accidente nuclear que destruyó a la planta nuclear de Chernóbil, e incluso sus mascotas. Hoy, Prípiat es una ciudad fantasma, derruida y reclamada por la naturaleza. Sin embargo, con la ayuda de los entusiastas Dmitriy Didenko y Andrey Goopsa, hoy podemos visualizar a una Prípiat intacta, moderna, vibrante, y sin radiación.

Con el rápido abandono de las zonas más cercanas a la planta nuclear de Chernóbil, la vida salvaje se las arregló para recuperar terreno, pero también quedaron atrás muchas mascotas. Hoy, sus descendientes recorren la zona de exclusión, y en algunos casos, son cachorritos absolutamente adorables. El problema es que recomiendan a los visitantes no tocar, ni acariciar ni recoger a los perritos debido al riesgo de partículas radiactivas en su pelaje…